viernes, 21 de octubre de 2016

Condicionado estados de humor

No soy Dj, ni musicalizo milongas, ni nada parecido, pero escucho música cuando puedo. Me encanta. En la milonga también lo hago y me condiciona mucho a la hora de bailar. Si la música me gusta más o menos y está bien organizada, me fundo en el ambiente, pero si no es así, me convierto en un ser que no termina de estar presente. No bailo igual, me canso, me pongo nerviosa. Es el poder de la música, de alterar o domar a una fiera. En marketing, esto es bien sabido, y la música es un instrumento muy poderoso que hace que la gente compre tranquilamente en una tienda o transite por los pasillos a más velocidad de la habitual, dependiendo de si al establecimiento le conviene una cosa o la otra, según la hora del día.

En cuanto a organizar las tandas, si en una milonga me ponen una secuencia tipo 4T-3V-4T-3M en lugar de por ejemplo 4T-4T-3V-4T-4T-3M (aclaro: V, de vals; T, de tango; M, de milonga), empiezo a alterarme: demasiada milonga, demasiado vals, por mucho que ambos me gusten.

Si en una milonga me ponen cortinas enteras de bailes caribeños (que duran muchos minutos) o bien más de una chacarera (ya que  rara vez va una sola), me empiezo a poner de los nervios, y me enfrío, puesto que cortan el ambiente de la milonga y obligan a sentarse por mucho tiempo a toda la gente que no sabe bailar los otros bailes o no le apetece. Idem para las exhibiciones interminables de algunos maestros, que me gustan, pero como todo, en su justa medida.

Normalmente en la milonga se escucha Canaro o Roberto Firpo, ambos maestros del cayengue, Troilo, D'Arienzo, Tanturi, Enrique Rodriguez, Caló, Di Sarli, Fresedo, De Angelis, D'Agostino y alguna de Pugliese. Algo menos a Alfredo Gobbi, Lucio Demare o José Basso y muchos otros a los que me gustaría escuchar. Me da la impresión de que muchas milongas son más de lo mismo. Eso también me deja un poquito fuera de onda y me aburre.

No me gusta cuando me mezclan algo muy clásico seguido de Fervor de Buenos Aires o La Tuba Tango, que son bastante modernos, aunque me gusten. Es la forma de mezclar lo que a veces desentona. No estaría mal escuchar por año y orquesta como por ejemplo Troilo con Fiorentino seguido de una de milongas de D'Arienzo o Canaro y luego tangos de Tanturi o Campos, unas instrumentales de Di Sarli y luego quizás una tanda "tango nuevo" para que haya para todos los gustos. Luego se podría poner una de Pugliese de instrumentales y luego volvemos a unos tangos ya de De Angelis, Dante, o Martel.

Y ya que estoy protestona, tampoco me gusta que me cambien drásticamente las velocidades, como por ejemplo sería meter un D'Arienzo después de un Plugiese: eso es de chocante para mi como oír una guitarra desafinada. Algo que tampoco entiendo son a los DJs que mezclan diferentes epocas de una misma orquesta, como si a través del tiempo no hubieran evolucionado y sonasen igual: al fin y al cabo, son personas quienes componen la música, y evolucionan tanto al escribir, como al componer música, como en todo en la vida.

¡Ah! ¡..y si! Me estoy volviendo una milonguera exigente... ¡qué se le va a hacer!

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